Luisa Liliana Gutiérrez Herrera

Contáctanos

(+ 57) 312 462 25 27

Correo Electrónico @

Info@lilianagutierrez.com

De paso por el pabellón de los quemados

Hay en Colombia  36.493.318 personas  habilitadas para ejercer el derecho al sufragio, es decir, para elegir y ser elegidos;  sin embargo  sólo salieron a votar  17 .445. 129 , cifra que  corresponde al 43.5% ,lo que refleja una abstención del 56.5 %  en las  elecciones que se realizaron el pasado 11 de marzo para elegir el nuevo congreso de la Republica,  conformado por 102 curules al Senado y 166 a la Cámara de representantes , que representan a 16 organizaciones entre  partidos y movimientos políticos en todo el territorio nacional. Lejos se está de ser una democracia verdaderamente representativa, cuando menos de la mitad elije y toma decisiones por la otra parte que no participa y que es indiferente a los fenómenos de transformación, como  de cambio  en las prácticas políticas corruptas y clientelistas, en esta sociedad que reclama a gritos una nueva clase dirigente en todas las ramas del poder público. La democracia, con todas sus debilidades, es el mejor camino para intentar transformar este país.

Con todo, en estas elecciones se presentaron algunos hechos aislados que evidencian de manera esperanzadora que el ciudadano con su voto puede cambiar la conformación del Congreso de la Republica y por ello no impulsó a aquellos candidatos que de una u otra forma han estado liados  con la mermelada y las malas prácticas de corrupción política y administrativa; para la muestra, una pequeña reseña de lo que se suele llamar el pabellón de los quemados.

Sin duda, el más grande chamuscado fue el partido de las FARC, tuvieron el rechazo total del pueblo colombiano, no alcanzaron los 50.000 votos, por lo tanto, no llegaron al umbral exigido por la ley para convertirse en un partido político con personería jurídica, pero como el Presidente Juan Manuel Santos les regaló cinco curules sin un voto, estarán sentados en el Congreso al lado de los que fueron elegidos legítimamente.

Entre los senadores del centro democrático, el más connotado de los quemados fue el senador  José Obdulio Gaviria, escudero del expresidente Uribe,  pero sinceramente, creo que la quemada no le importó mucho, pues se ha considerado más ideólogo que político y es de los que caen parado,  seguramente será compensado con un ministerio o una alta consejería en el nuevo gobierno.  Ever Bustamante debe estar llorando sus heridas forrado en gasas, pues su electorado le cobró haber sido un oportunista profesional  que venia del M-19  y que se enganchó en  las listas cerradas del Centro Democrático  en las elecciones del 2014 para llegar al Congreso sin tener los votos ni seguidores que le dieran legitimidad a su aspiración, tendrá que seguir de lagarto para que le den una buena chanfa.

Por el lado de los parapolíticos,  la quemada senadora Arleth Patricia Casado Fernández, esposa del cacique liberal  Juan Manuel López Cabrales, que ha manejado la política en los últimos 30 años en el departamento de Córdoba, debe estar en carne viva con esta derrota.

Otra  quemada es la sobrina del gamonal político conocido como “el Gordo Garcia“, Juliana Escalante García, que aspiraba a reemplazar en la curul a su señora Madre, la senadora Teresita García, fue un castigo de los electores que no respondieron al llamado de sus viejos caciques; Lo mismo le ocurrió a los aliados  del movimiento del  “Ñoño” Bernardo Elías , al no votar al senado de Eduardo José “Joche” Tous de la Ossa , quien venía de ser representante a la Cámara por Córdoba, y de su hermano Julio Elías  Vidal. Similar ocurrió con el hijo de francisco “Kiko” Gómez, Fernando Gómez Bacci,  quienes no alcanzaron a recibir el favor del electorado. Quemada célebre la que tuvo el senador Luis Fernando Duque, a quien con tres periodos consecutivos en el senado, no le perdonaron su pobre papel como legislador.

Sorprende la quemada de la senadora Sofía Gaviria, senadora competente y dedicada, que se confió en el voto de opinión y perdió el contacto directo con su gente. La quemada de un expresidente del Senado como Juan Manuel Corso -Senador conservador-  quien dejo una impronta de poca inteligencia y de incompetencia en su labor legislativa, que el electorado no le perdonó. Otra quemada con mucho ardor fue la del parlamentario Hernán Penagos Giraldo, que nunca pensó  que su rol como amanuense del presidente Santos en el proceso de Paz, desde la presidencia de la Cámara de Representantes, le fuera a restar tantos votos para alcanzar su senado. Bernabé   Celis Carrillo, Senador  con tres periodos en el senado,  debe estar muy adolorido porque además de incompetente,  a última hora queda registrado su paso  por un calabozo -gracias a la mesita de noche que se le atravesó a una mujer- eso en el cierre de campaña sus electores  lo castigaron.

En esta inacabada lista no puede faltar: un quemado ilustre como Migue Gómez Martínez, quien aspiraba a salir con el voto de opinión;  A Jimmy Chamorro los fieles de su iglesia cristiana no le alcanzaron; El Representante a la Cámara  Ángel Custodio Cabrera, terminó pagando las equivocaciones de su jefe político Plinio Olano, pues sus electores no fueron suficientes para llevarlo al senado de la Republica.

Desgraciadamente todos estos quemados cicatrizaran muy rápido sus heridas ocupando altos cargos en el gobierno de turno, valiéndose de la repartición de la mermelada, que seguirá siendo unos de los manjares favoritos del gobierno y del congreso, aun así, ¡por algo se empieza!

× ¿Cómo puedo ayudarte?