Luisa Liliana Gutiérrez Herrera

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Las Paradojas de la Política

La campaña política para la presidencia de la República está dando  sorpresas en el comportamiento colectivo  respecto a algunos candidatos, llevando a concluir que puede haber cambios en las prácticas oscuras y tradicionales de la política. Lo que sucede con el candidato German Vargas Lleras , cuya favorabilidad  en  las encuestas lo tienen en  cuarto lugar, sin pasar  del 10 o/o en la simpatía de los electores, superando a los candidatos Humberto de la Calle y Vivian Morales que, por debajo del 3 o/o, no tienen ninguna opción.

Vargas Lleras, sin duda alguna, es el candidato más capacitado y con mayor experiencia para gobernar al país, pero satura con sus comportamientos arrogantes y soberbios en momentos en que es necesario plantear un cambio de liderazgo para la nación. Su personalidad arrolladora,  posee un autoritarismo patológico y colonial que nace de sus orígenes oligárquicos ligados  al ejercicio del poder a lo largo de la historia,  formando un individuo dominante con ínfulas de superioridad,  rasgos genuinos de su carácter, que en pleno siglo XXI se predica más para los dictadores y los militares.

Vargas Lleras lleva en su código genético la política y ese poder ancestral se convirtió en una pesada carga que lo está aplastando ante la ciudadanía. A lo largo de su vida política ha pactado con Mefistófeles la captura de todas las almas oscuras para mantenerse en el olimpo del poder, en ese trasegar arrastra una cola vestigial que le  produjo la amorfia ideológica mal recibida en las ideas políticas de las nuevas generaciones. De otra parte, las alianzas no le han aportado  a fortalecer su imagen pública, pues la sensación colectiva  es que negoció  maquinarias políticas de clientelismo ya desgastadas con el ejercicio  del poder en el gobierno del presidente Santos. A nadie convenció el apoyo del partido de la Unidad Nacional  a su candidatura sobre la base de un acuerdo programático, cuando el país a través de los medios de comunicación escuchó hace dos meses a Armando Benedetti, expresidente del partido de la “ U “,  denunciando  a German Vargas Lleras como “un bandido, un ladrón” lo que pone en entredicho la seriedad de dicho apoyo; Así mismo el apoyo de un sector del partido conservador a su campaña, con  amplia difusión en los medios de comunicación, no cuenta con gran acogida por los potenciales electores, debido a los cuestionamientos por actos de corrupción de algunos congresistas conservadores. Toda esta sucesión de fenómenos ha puesto de manifiesto su incoherencia en algunos puntos de su programa de gobierno que han lastimado al pueblo colombiano como son los temas de la paz y de la corrupción. En el primero, la paz,  Vargas Lleras como Vicepresidente de Santos, en todo el proceso guardó silencio para luego salir del gobierno a criticarlo y lavarse las manos cual Poncio Pilatos, pese a que Santos le entregó la chequera más poderosa para la construcción de infraestructura, perfilando desde allí su candidatura presidencial. En el segundo, el tema de la corrupción, está pregonando un populismo punitivo en su contra cuando  su propio partido está infestado de congresistas y servidores públicos corruptos, frente a los cuales ha guardado silencio en un acto de doble moral. El escenario para la elección de Vargas Lleras es borroso por la aparición sorprendente de dos candidaturas con un perfil diferente.

Por un lado, reaparece una izquierda radical, populista, demagógica con Gustavo Petro, que está canalizando la inconformidad de la gente hacia una propuesta incierta, pero con poder de convicción, es un salto al vacío que pretende transformar la tradición política colombiana. De  otro lado, aparece Iván Duque, una cara nueva quien cuenta con respeto profesional y parlamentario, sin ningún antecedente en la vieja política, estudioso y formado académicamente, con poca experiencia en gerencia publica pero convenciendo en su discurso y en el debate de que puede gobernar este país, es un candidato que ha logrado posicionarse a tal punto   que con su carisma, proyectando inteligencia y una imagen fresca y relajada, ira diluyendo la sombra de Álvaro Uribe que pesa sobre él.

Lo que pone en perspectiva la historia es que German Vargas Lleras no va ser Presidente en esta ocasión pese a que fue ungido para ello.  Gustavo Petro tendrá que esperar cuatro años más, supeditado a que electo Presidente de Colombia para el periodo  2108 – 2022 haga un pésimo gobierno, hoy  el país no está preparado ideológicamente  para elegir un candidato de izquierda radical como sucedió en Venezuela, con consecuencias las devastadoras que ya conocemos. La tendencia, por ahora, favorece a Iván Duque, el más joven y de menos experiencia, nuevo en la política, recién llegado al congreso,  estudioso del Estado, ha captado la atención de un grupo importantes de colombianos que según las encuestas lo elegirían para ser Presidente  de Colombia,  son las paradojas de la política.

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